¡Hola a todos y a todas! Hoy os traemos un pequeño análisis acerca de los videojuegos, en especial aquellos que son famosos por la dificultad que supone terminarlos. Sin embargo, antes comenzaremos explicando de forma breve qué es la atención selectiva. En el caso de que no sepáis a qué me refiero, la atención selectiva recibe dicho nombre porque haces uso de tu propia capacidad para enfocar la atención en el lugar que quieras. Es decir, si por ejemplo estas jugando y hablando con un amigo por teléfono. El cerebro, al observar como tu interés yace más en acabar ese nivel en el videojuego, decide ignorar todo lo demás hasta el punto de que oyes lo que te dice la otra persona, pero tu cerebro no es capaz de asimilarlo de forma eficiente. Ahora bien, está capacidad se puede desarrollar con el tiempo y un recurso maravilloso para aumentar la concentración son los videojuegos, especialmente aquellos que suponen un reto para el jugador.
Esto radica en que gran parte del público necesita superar y mejorar sus habilidades, al igual que sucede con los estudiantes que se forman para poder renovar sus conocimientos. Por lo tanto, en numerosas ocasiones, la gente gradúa la dificultad de un videojuego en las veces que muere a lo largo de él o en todas las ocasiones que se quedan a muy poco de pasarse una zona dentro del mismo. No obstante, ¿son todos los juegos donde pereces una innumerable cantidad de veces, difíciles? Ciertamente no tiene por qué, ya que hay personas que os responderán que cuando conocieron esos juegos, no tenían las mismas habilidades o conocimientos que ahora, lo que supone una dificultad extra a la hora de superarlo. Por lo tanto, el desarrollo de la atención selectiva es clave para poder dominar ese tipo de niveles. Esto es debido a que la concentración nos ayuda a agudizar los reflejos en cuanto a los comandos que debemos realizar en el momento adecuado. Un claro ejemplo de estos videojuegos es Project Diva, el cual utiliza una mecánica tan simple como la de apretar los botones del mando de Play Station según el ritmo de la música y los patrones que aparecen en pantalla. Sin embargo, no os dejéis engañar por las apariencias, ya que muy pocas personas son capaces de superar lo que se calificó de una de las canciones imposibles dentro del juego.
Como podéis observar, la velocidad de las combinaciones de botones es casi imposible para que los asimiles todos a la vez, he ahí la palabra casi. Jujukazu, autor de este vídeo, fue capaz de superar esta canción en la mayor dificultad y con la mayor puntuación, lo cual nos hace pensar que si una persona ha podido, las demás también son capaces de desarrollar esas capacidades. Es entonces, cuando comenzamos a hablar acerca de la comercialización de videojuegos como la saga Dark Souls o Cuphead, en especial Dark Souls, de creó un nuevo género en cuanto a los juegos difíciles que utilizaban las mismas mecánicas donde cada pieza de armadura, cada espada, cada magia nueva que equipabas a tu personaje, podía establecer una diferencia significativa en él.
De igual forma, los Dark Souls no se caracterizan sólo por sus mecánicas, sino en el énfasis que se hace en la habilidad del jugador. Lo cual quiere decir que dependes exclusivamente de tus propias habilidades en cuanto a la atención selectiva para poder predecir y descubrir los movimientos del enemigo y cómo esquivarlos, ya que gran parte de los enemigos son capaces de matarte de forma casi instantánea. Además, por si no fuera poco eso, dentro del juego cada esquina, cada callejón, es una trampa que puede matarte también al momento. Con lo cual, esto supone que al llegar a uno de los jefes o enemigos finales, esperes un poco de cortesía por parte del juego y te ofrezca algo menos mortífero. No obstante, no resulta ser el caso e incluso es capaz de imponerte una fase en la cual tengas que eliminar no sólo a uno, sino a dos jefes finales con la misma vida. Sin embargo, con habilidades y movimientos distintos que nunca de repiten en una misma secuencia, como por ejemplo la batalla contra Ornstein y Smough.
Sin embargo, llegamos a otra nueva pregunta, ¿es lo mismo la frustración por morir demasiadas veces que la dificultad? La respuesta es que son dos conceptos que se relacionan, de forma errónea a nuestro parecer y os lo demostraremos con un último ejemplo. Cuphead, es un título bastante reciente que fue presentado al público como un concepto revolucionario que mezclaba las mecánicas propias de un videojuego junto al aspecto artístico propio de un programa de dibujos animados de la época tal como Mickey Mouse y Betty Boop. A primera vista, lo que más destaca de él es su elección en cuanto a gráficos, ya que es más bonito que muchos juegos en los que se invierten millones cada año.
De igual forma, la primera vez que los jugadores pudieron probar los diferentes niveles, comenzó a tacharse al juego de imposible e incluso injusto en algunos casos, creando mucha frustración hacia ciertos enemigos. Debo decir, que hemos jugado a todos y cada uno de los juegos presentados en esta publicación y nuestra opinión en cuanto a Cuphead se establece no como un juego de dificultad, sino como un juego donde la atención selectiva es más importante que nunca. Esto es debido a que, si observáis la imagen presentada, hay tres objetos que te lastiman, las balas rosas, la bala de cañón y el barril. Es cierto, demasiadas cosas como para poder prestar atención a todas. Sin embargo, el truco está en desplazar tu concentración rápidamente hacia el siguiente obstáculo que podría herirte ya que, a diferencia de Dark Souls, Cuphead siempre presenta el mismo orden de movimientos. Con lo cual, se hace especial alusión a tu memoria, reflejos y atención. Haciendo que cuando mueres, sea culpa tuya y sólo tuya, porque no has podido recordar que ese proyectil iba antes de ese puñetazo...etc. Provocando de esta manera, la frustración que mencionábamos antes y con la que muchos jugadores confunden con la dificultad.
Finalmente, esta es nuestra opinión al respecto, esperamos que os haya gustado. Como siempre, las imágenes y archivos utilizados pertenecen a sus respectivos diseñadores y creadores. ¡Nos vemos en la próxima publicación!